INTRODUCCIÓN
En Colombia la educación está definida como un proceso de orden formativo continuo, personal y social fundamentado en el desarrollo holístico e integral de la persona humana, y todo lo que le compete. Por ende, la constitución colombiana regula y ejerce la suprema inspección y vigilancia respecto del servicio educativo con el fin de velar por la calidad y el cumplimiento de sus fines y sobre todo la formación moral, intelectual y física de los educandos. En tanto, el fin ideal del sistema educativo es la formación, la cual es sistematizada a través la evaluación continua de sus educandos, convirtiéndose en un punto focal las distintas modalidades evaluativas y aunando a ello los resultados obtenidos.
En este contexto, el docente juega un rol fundamental en la formación de los individuos y de igual manera es un eje imprescindible en el mismo, este se vale de estrategias y formas para poder consolidar una verdadera ejecución de los contenidos con el fin de brindar una educación de calidad y en correspondencia con los intereses del estudiante y su nación. Por lo que la evaluación es un medio para considerar los alcances obtenidos en cada contenido.
La evaluación formativa es un instrumento para apreciar la oportuna intervención educativa ya que permite readaptar la labor realizada de aprendizaje y evaluar constantemente los avances en relación a los objetivos formativos, con el propósito de determinar la mejor forma de continuar el proceso de enseñanza y aprendizaje según las necesidades de cada curso. La evaluación formativa no busca alcances cuantitativos, ni cualitativos, solo busca extraer las posibles vías para adaptar, mejor un contenido, según lo que el educando amerita y debe o puede lograr.
En consideración a ello, Condemarín M. y Medina A. (2000), afirman que:
La evaluación formativa es un proceso que realimenta el aprendizaje, posibilitando su regulación por parte del estudiante. De esta manera, él junto al educador, pueden ajustar la progresión de los aprendizajes y adaptar las actividades de aprendizaje de acuerdo con sus necesidades y posibilidades.
Mientras que Perrenoud, citado por Condemarín M. y Medina A. (2000), indica que la evaluación formativa permite saber mejor dónde se encuentra el estudiante respecto a un aprendizaje determinado, para también saber mejor hasta dónde puede llegar (Torres, 2013; p.2)
Ambas posiciones, exponen que la evaluación formativa orienta de manera individual o grupal el nivel de provecho de los objetivos, contenidos y competencias, tomando en cuenta los procedimientos empleados por los docentes en la intervención pedagógica, para adaptar los procesos metodológicos en los avances o insuficiencias de aprendizaje observados en los estudiantes.
En sí, la evaluación formativa es sumamente importante, dado que conduce el hilo académico ideal para el alcance y desarrollo de los aprendizajes. Por lo cual surge la siguiente interrogante ¿Cómo se caracteriza la evaluación formativa en las instituciones educativas colombianas? Cabe destacar que a partir de esta interrogante se desarrolla el presente artículo cuyo propósito alude a caracterizar como la evaluación formativa juegan un papel fundamental en la educación colombiana.
MÉTODO
Este artículo se corresponde con una investigación con diseño bibliográfico de base documental, a propósito de caracterizar como la evaluación formativa juegan un papel fundamental en la educación colombiana. Al respecto, cabe precisar que la investigación documental es aquella que se concreta exclusivamente en la recopilación de información en diversas fuentes, indaga sobre un tema en documentos escritos u orales, de manera ordenada y con objetivos bien definidos, a fin de construir conocimientos (Palella y Martins, 2012). Asimismo, se corresponde con un diseño bibliográfico, dado que toda investigación de tipo documental utiliza la información proviene de documentos escritos de tipo legal y doctrinal.
Para el proceso de investigación se han considerado como unidades de análisis, documentos de tipo artículos científicos de revistas arbitradas, libros, ponencias, entre otros, los cuales han permitido indagar en torno a los preceptos la evaluación formativa.
Finalmente, la lógica procedimental envolvió, según Guirao-Goris, et al. (2008), el despliegue de las siguientes fases descritas como:
1. Identificación del tema y definición del objetivo de la indagación documental
2. Esbozo de los métodos búsqueda de la información.
3. Rastreo y búsqueda de la información.
4. Sistematización de los datos
5. Análisis e interpretación de los datos
6. Presentación de la nueva información como cocimiento construido.
RESULTADOS
La Evaluación Formativa
Todos los docentes evalúan y se preocupan por el contenido, el modo y el momento oportuno para hacerlo. Pero, qué hacer luego de evaluar y sobe todo qué hacer con los resultados obtenidos, por lo que es importante tener presente ¿qué evalúo? y ¿para qué? Puesto que la evaluación es una tarea continua y debe servir no solo para calificar sino también y primordialmente para repensar el rol docente-estudiante, en relación con las debilidades y fortalezas de ambos. Ya que, tomando decisiones oportunas para mejorar los aprendizajes desde la evaluación formativa se puede transformar el arquetipo, pues implica cambios en la manera en que se articula la clase y por ende las oportunidades de aprendizaje que allí se puedan gestar. Este proceso requiere dejar de pensar que el profesor es quien entrega un conocimiento y el estudiante es quien lo recibe, sino más bien se trata de un proceso de aprendizaje que es reciproco y continuo.
La realidad de las instituciones educativas señala que lo que los estudiantes aprenden en una determinada clase, lo que se desarrolla en aula, no siempre coincide con lo que el docente esperaba enseñar. Por esta razón, la evaluación formativa es un rasgo principal que precisa la enseñanza efectiva, por tanto, es la ideal manera de saber si lo que se ha enseñado fue realmente aprendido y donde la información obtenida se usa como retroalimentación para modificar las actividades de enseñanza y de aprendizaje en las que están involucrados los estudiantes.
Conocer entonces adecuadamente que es la evaluación formativa, es necesario, para dejar de creer que solo es impartir un conocimiento. El término de evaluación formativa, según Allal y Mottier (2005), citados por Ramírez, Chiquito y Alzate (2018), “fue planteado en 1967 por Scriven para designar los procesos en la recolección de información sobre los problemas de un curso con el fin de adecuarlo y mejorarlo. Más tarde, Bloom lo enfocó específicamente hacia los aprendizajes de los estudiantes” (p.37). Actualmente, replantearse el fin real de la evaluación formativa, representa un reto, al contrarrestar la realidad con la expectativa. Al respecto, Medina y Deroncele (2019), desde lo enunciado por Anijovich, y Cappelletti (2017), exponen que el reto se da fundamentalmente, cuando se busca contrarrestar prácticas pedagógicas de orientación enciclopedista y conductista, y promover la evaluación como oportunidad (p.598)
En tal sentido, Ortiz (2020), Citado por Cruzado (2022), manifiesta que “la evaluación en las instituciones educativas colombianas en todos sus niveles, es un punto neurálgico e importante para hacer investigación, dado que, en la actualidad, la evaluación es sinónimo de fracaso, angustia y formalidad” (p.150). Aseveración que guarda relación con la falta objetiva de usar adecuadamente la evaluación docente, por lo que conocer sus fundamentos y enfoque permitirá emplearla de manera apropiada.
La Evaluación Formativa y el Constructivismo
Los actuales enfoques de evaluación formativa se basan en el constructivismo, por consiguiente, según el portal educativo webdelmaestrocmf.com, algunos enfoques que la caracterizan son:
· Una idea constructivista clave es que el aprendizaje se infiere a partir de evidencias (acciones, expresiones, desempeño del estudiante).
· Evaluar es una actividad de interpretación más que de medición.
· El giro teórico al constructivismo es acompañado por un giro curricular: el aprendizaje que es valioso es el que se transfiere desde la escuela al mundo real y favorece la actuación deliberativa de los sujetos en múltiples ámbitos de la vida.
· No se trata, entonces, de evaluar quién sabe o no respecto de un saber verdadero (correcto), sino de evaluar el desarrollo de las capacidades, de actuaciones emocionales, relacionales, cognitivas y motrices de los sujetos.
· Estas capacidades las desarrollan los estudiantes en distintos ritmos. Por ende, interesa evaluar dónde está cada estudiante en su proceso de desarrollo para apoyarlo a seguir aprendiendo.
Sabiendo que es la evaluación formativa, su importancia y los enfoques por los cuales se rige, es preciso abordarla contextualizada en los centros educativos colombianos.
Caracterización de la evaluación formativa colombiana
Actualmente, en Colombia, el Ministerio de Educación concibe la evaluación como un elemento clave para optimizar los resultados en el acto educativo. No obstante, esto implica grandes retos, por lo que el Ministerio de Educación Nacional de Colombia (2009a), a través del artículo 1, numeral 3, del Decreto 1290 del año 2009, asume la evaluación formativa en el ámbito institucional como un proceso permanente y objetivo para valorar el nivel de desempeño de los estudiantes.
Asimismo, la evaluación formativa de los estudiantes está supeditada desde dos ámbitos que hacen referencia: uno, a la evaluación que se hace dentro del contexto del aula, y otro, a la evaluación externa o institucional, a fin de “describir, valorar, conocer y obtener información sobre los aprendizajes de las niñas, niños, jóvenes y adultos dentro de un sistema educativo” (Ministerio de Educación Nacional de Colombia, 2009b; p.15).
Con respecto a la evaluación formativa de aula, se tiene que esta debe procurar de manera absoluta que todos sus estudiantes alcancen de manera exitosa los fines propuestos dentro de un determinado proceso y período educativo. Por tanto, según el Ministerio de Educación Nacional (2009b), ella se ha de caracterizar por:
· Ser formativa, motivadora, orientadora, pero nunca sancionatoria.
· Utilizar diferentes técnicas de evaluación y hace triangulación de la información, para emitir juicios y valoraciones contextualizadas.
· Estar centrada en la forma como el estudiante aprende, sin descuidar la calidad de lo que aprende.
· Ser transparente, continua y procesual.
· Convocar de manera responsable a todas las partes en un sentido democrático y fomenta la autoevaluación en ellas.
En relación con esto, Nolazco (2020), resalta que la evaluación formativa “es un aspecto central de la cultura de mejora continua, y el estudio en profundidad de dos aspectos básicos: El seguimiento de los aprendizajes y el uso de los resultados en la enseñanza (Cruz y Hernández, 2022; p.3). Lo que se puede en traducir en formación evaluativa y además emplearla para analizar resultados y nuevas estrategias para el fortalecimiento académico.
La evaluación formativa no es estática, es un concepto que ha avanzado y puede ser afrontado desde distintas fundamentos y momentos de la actividad educativa. Mucho es lo que se puede decir de la evaluación formativa del estudiante, de sus condiciones, características y vigencia, porque, por mucho tiempo la evaluación del estudiante fue un tema de segundo orden en el país colombiano. Según Camilloni (2004):
Desde el punto de vista teórico parece haberse producido una confluencia en la redefinición de la evaluación formativa, debido a los extraordinarios aportes de las Ciencias cognitivas para el conocimiento de los procesos de pensamiento y aprendizaje que ofrece una posibilidad cierta de fundamentación del trabajo de una didáctica que pueda tener éxito en la orientación de los procesos de los alumnos hacia la construcción de significados (García, 2020; p.80).
Por tanto, la evaluación formativa es un proceso para aprender y pensar de forma compresiva, no solo para cuantificar, sino que busca remodelar las formas y estrategias con el fin de alcanzar mejores resultados. Es por ello que, el Ministerio de Educación Nacional de Colombia (2023), expone que la evaluación es formativa en tanto que es afín y está articulada conceptual, pedagógica y didácticamente a la propuesta educativa definida por la institución educativa. Es decir, se materializa coherentemente el PEI, en términos de su misión, propósitos y modelo pedagógico-didáctico en correspondencia con el enfoque de evaluación.
Cabe destacar que, García (2020), sostiene que la evaluación formativa colombiana se compone de seis aspectos fundamentales que le caracterizan:
Figura 1. PRACCA – Características de la evaluación formativa en Colombia.
Fuente: García (2020).
1. Proceso sistemático. Es una trayectoria que se desarrolla entrelazada a todo el proceso formativo de manera metódica, constante, ordenada e interrelacionada con todos y cada uno de los procesos y actividades pedagógicas y didácticas.
2. Retroalimentadora o realimentadora. Lo que permite la constante revisión de la actuación tanto del estudiante como del docente, a fin de valorar logros y reconocer errores y dificultades para su mejora.
3. Articulada e integrada. Su despliegue ha de atender todas las dimensiones humanas: lo cognitivo, lo social, lo psico-afectivo, lo ético-moral, y lo práctico. Así como todos los procesos: desde los curriculares, pedagógicos y didácticos hasta los institucionales y organizacionales.
4. Contextualizada: Es menester que atienda a las distintas realidades que rodean a todo el hecho educativo, y en especial a la de los estudiantes y docentes como actores principales del proceso.
5. Comprensiva. Pues, trasciende al mero hecho de calificar y medir, para asumirse como un proceso que se materializa mediante el entendimiento, la reflexión y la concienciación de las actuaciones propias de los estudiantes y docentes como actores educativos.
6. Adaptable y flexible. Ya que debe asumirse, en el marco del currículo, desde una postura crítica y abierta a los cambios. La evaluación si presume de ser formativa debe estar en constante revisión, para responder al carácter temporal del conocimiento y la ciencia. Debe deslastrarse de toda rigidez e inflexibilidad.
A partir de estas seis características se puede focalizar de mejor manera los procesos educativos colombianos con el fin de minimizar los índices de bajo promedio y aumentarlos a través de estas características primordiales que permiten un acercamiento al contexto real del estudiante y por ende a la redirección de las actividades planteadas para alcanzar mejores resultados.
CONCLUSIONES
En conclusión, la evaluación formativa como proceso pedagógico cumple una función esencial para optimizar el proceso enseñanza-aprendizaje de los estudiantes. Si bien, el Sistema Educativo colombiano la conceptualiza como un proceso centrado en como el estudiante aprende y que ha de caracterizarse por ser eminentemente motivadora, orientadora, transparente, continua y procesual, sistemática, retroalimentadora, articuladora, integradora, contextualizada, comprensiva, adaptable, flexible; no obstante, es una práctica aplicada en el quehacer educativo que requiere de una sistematización más afanosa y correspondida con la realidad.
El resultado de aplicar una evaluación formativa, como se caracteriza, daría frutos incalculables que mejorarían el proceso enseñanza aprendizaje, dado que el abordaje sería distinto. Sin embargo, cabe destacar que muchos docentes, estudian las formas de emplearla en la medida y forma correcta. Un estudiante no se puede valorizar solo por los alcances cuantitativos, dado que esto también es un factor para medir al docente. Este debería ser un proceso más centrado en la flexibilidad y realidad del aula, para así estructurar los procesos educativos desde una óptica más real, que solo la de alcanzar contenidos y sumar cifras.
FINANCIAMIENTO
No monetario.
AGRADECIMIENTO
A todos los agentes sociales involucrados con el desarrollo de la investigación.
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